A muchos niños no les gusta leer, o eso dicen. Muchos, más de los que nos gustaría reconocer a maestros, padres y otros educadores, se les arruga la nariz cuando les aconsejan leer a diario. Otros, en cambio, devoran libros y se sumergen sin dificultad en las aventuras que encuentran entre sus páginas. Unos fácilmente entran en ese hábito que...
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