Por suerte o por desgracia tengo una obligación que me hace salir cada mañana, de La Leonera, haga sol, llueva o exista una alerta mundial de invasión alienígena.
Esa obligación tiene cuatro patas y un reloj biológico puntual.
Los días malos, en los que ponerme un pantalón de chándal es misión imposible, él espera con resignaci�...
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