Hace unos días mi hijo pequeño, de 3 años, vino llorando hacia mí con una mano en la mejilla. Le habían dado un tortazo en el parque. Una madre a nuestro lado oyó que le habían pegado, se acercó y con su mejor intención le dijo: “No llores. Si te vuelve a pegar, tu defiéndete […]...
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