Ayer, lunes, llegue a casa a eso de las 19.30 de la tarde, aun era de día (bien por el cambio de hora!) por lo que por allí pululaba Julen sin saber muy bien que hora del día era, bueno y tampoco le importaba. Fue un recibimiento extraño, en cuanto me vio se enfado, como si no quisiese que hubiese llegado. Al rato se le paso y vino con su delan...
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