Un año más y empiezo a pensar que lo peor de ser madre no es tener que reconfortar a un niño mientras vigilas que no se te pasen los canelones, sino que cuando termine todo, cuando este sacrificio risueño y estoico toque a su fin, habrá que volver al punto preciso en el que una abrió el paréntesis y retomar debidamente desde ahí. Pero yo y...
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